jueves, 21 de junio de 2007

Consideraciones Teológicas Sobre la Definición Humana (Tercera Parte)




La definición del hombre, en el sentido del propio entendimiento, es un problema vigente y permanente. De ahí que este estudio tenga por objeto determinar cuáles son las bases de una recta definición teológica del ser humano. La relevancia del examen de lo criterios referentes a este asunto se hace patente cuando se considera que la vivencia cristiana en particular y la experiencia humana en general, parte de un juicio de valor acerca de lo humano.

lunes, 26 de marzo de 2007

El Cristo Relevante



Cristo resulta relevante porque tiene la respuesta al problema humano: fracasamos en comprender el sentido de nuestra propia humanidad.

El hombre vive engañado sobre sí mismo, y consecuentemente se engaña también respecto a Dios([1]). No es coincidencia que "pecado" en una de sus primeras concepciones signifique “errar al blanco”. El pecado produce la pérdida del sentido de nuestra propia naturaleza y de la percepción del lugar de Dios; en cierta forma, se inicia como una crisis de identidad: “Seréis como Dioses”, le dijo la serpiente a Eva.


La negación de Pedro, Jesús y Nosotros


En el evangelio de Juan, entre el v. 36 del Cap. 13 y los primeros versículos del Cap. 14, se relata parte de una de las últimas conversaciones entre Jesús y sus discípulos. En ella se pone de manifiesto, de un lado, la misericordia y el poder de Dios; y del otro, la incapacidad y debilidad humana.

La incapacidad humana

“Mi vida daré por ti” – dice Pedro lleno de entusiasmo (Jn 13: 38), del mismo modo en que muchas veces hacemos votos de compromiso y fidelidad. Nos imaginamos que la vida cristiana se trata de pequeños momentos emocionales; o imaginamos que depende de las cosas que podamos ofrecer hacer. El evangelio de Mateo (Mt. 26: 31-35) aclara que no solamente Pedro ofreció seguir a Jesús hasta la muerte, en verdad todos los discípulos lo hicieron.

- “No cantará el gallo sin que me hayas negado tres veces” – le responde Jesús (Jn 13: 38), mostrando la fragilidad de nuestros compromisos. En cuestión de horas todos los discípulos y Pedro particularmente, traicionaría el compromiso que voluntariamente habían hecho.

Esta es una de las grandes verdades del evangelio: el hombre solo es incapaz, absolutamente, de ser fiel.

Estos discípulos habían tenido una experiencia muy intensa, no solamente habían visto actuar a Jesús a lo largo de esos tres años, sino que además habían visto como él, el maestro que hacía que los elementos le obedecieran, se había colocado en la posición de humilde esclavo para lavarles los pies. La respuesta que tuvieron fue sincera y emocional, estaban impactados por el corazón y la actitud de Cristo. Y sin embargo fracasaron a la hora de la prueba. Todos huyeron y Pedro le negó, incluso, con juramentos y palabrotas.

Lo asombroso del relato es que seguidamente a la predicción del fracaso, Jesús anuncia el destino esperanzador del discípulo: “En la casa de mi padre hay muchas moradas, voy a prepararos lugar” Se podría pensar que después de la negación, diera un anuncio de juicio y castigo. En lugar de eso les da palabras de esperanza. El mensaje resulta claro: la vida cristiana no depende de los esfuerzos humanos, sino de Dios. Él es el que actúa, el que opera en el creyente, el que a su debido tiempo perfecciona la fe y nos prepara para la prueba. Ya llegaría la oportunidad en que los discípulos se presentarían ante el Sanedrín, y que el mismo Pedro, que ahora le negara, demostrara el valor de un hombre lleno del Espíritu de Dios.

La ignorancia humana

- “Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino?” (Jn 14: 5) – Pregunta seguidamente Tomás. El segundo gran obstáculo para la salvación del hombre es su ignorancia. Cuando se decide buscar a Dios lo hace en los lugares más inadecuados. Hay quienes desean encontrarlo en su interior; en el trabajo; en ritos sacramentales; en culto de imágenes, o en la asistencia a servicios religiosos.

¿Cómo llegar a Dios? ¿Cómo saber que el rumbo que he tomado es el correcto? ¿Cómo estar seguro de no perderme?
Jesús responde: “Yo soy el camino, yo soy la verdad, yo soy la vida” (Jn 14: 6) No se trata de seguir un rito o poner velas o rezar una oración siguiendo líneas. Se trata de tener una relación con Cristo [1]. Si tengo una relación con Él, entonces Él es el Camino, por lo tanto mi guía. Él es la verdad, por lo tanto mi maestro; Él es la vida, por lo tanto mi salvador.


La falta de comunión

La participación de Felipe (Jn 14: 8) en la conversación nos lleva a la raíz del asunto. El problema del hombre es que ha perdido la comunión con Dios. No es capaz de reconocer sus acciones ni sus actos de misericordia. Los fariseos habían sido testigos de hechos poderosos y no eran capaces de distinguir a Dios obrando. Y los mismos discípulos, habiendo participado del ministerio de Cristo, aun no eran capaces de ver al Padre a través de Cristo.

Lo mismo ocurre con los hombres de hoy; demasiado ocupados con asuntos de negocios o de placer no tienen tiempo ni deseo de escuchar o ver a Dios. Han oído hablar de Jesús, o participan de alguna clase de actividad religiosa, pero todo ello no es otra cosa que un compromiso social o un acto para limpiar la conciencia, para sentir un poco de autojusticia. Si la religión no me lleva a la comunión verdadera, entonces no tiene ningún valor.

La Biblia dice que Cristo es quien tiene la respuesta para este inconveniente. “El que me ha visto a mí ha visto al Padre” (Jn 14: 8)
-------------------------------------------

¿Qué es lo que impide a la gente encontrar a Dios, o buscarle?

Hay quienes no quieren entregarse a Cristo porque piensan que fallarán. Pues Cristo también los sabe, y aun así el te busca. Porque a su debido tiempo, si te sometes de todo corazón el te dará la victoria.

Hay quienes no quieren seguir al Señor porque no saben dónde ir. No necesitas saberlo, lo único que se necesita es estar en comunión con Él


Finalmente, están los que hasta ahora no han sido capaces de percibir la presencia de Dios en su vida. Solamente se trata de hacer un compromiso con Él, y Él te mostrará las maravillas de Dios.


Roberto Pável
Jáuregui Zavaleta
Ministerio Juvenil Iglesia Bautista Horeb
Trujillo – Perú

[1] Sobre este punto es bastante ilustrativo Henrry Blackaby en “Mi Experiencia Con Dios"

viernes, 23 de marzo de 2007

La Tumba Perdida De Jesús

Una Mentira Más


Por: Alex Donnelly
El autor es un misionero británico que viene trabajando en el Perú desde hace 17 años. En la actualidad es profesor del Seminario Teológico de la Iglesia Alianza Cristiana y Misionera de Trujillo; lugar en el que también forma parte del ministerio pastoral
.







Introducción


La resurrección de Cristo es uno de los puntos centrales del cristianismo. Pablo mismo reconoció que si Cristo no resucitó de los muertos, la fe cristiana no tiene sentido – “vana es nuestra predicación, vana es también vuestra fe” (1 Cor 15:14). Dada la centralidad de la resurrección, es claro que Satanás se va a oponer a esta doctrina, haciendo todo lo posible por desacreditarla. Lo viene haciendo desde los primeros años de la Iglesia, y su estrategia no ha cambiado.

Hoy en día somos testigos de un intento más por desacreditar esta doctrina, y es importante como Iglesia que afrontemos el desafío que se nos presenta. Como creyentes somos llamados, no solo a amar a la verdad, sino también a desenmascarar toda mentira que viene de Satanás (cuyo meta principal es hundir a la humanidad en la perdición).

En esta ponencia, nuestro propósito es analizar un documental recientemente difundido por Discovery Channel, que lleva como título: “La Tumba Perdida de Jesús”. Lo que pretendemos hacer a continuación es lo siguiente:

Presentar el documental, dando algunos datos acerca del trasfondo del mismo.
Ofrecer un resumen de las investigaciones que se hicieron, juntamente con las conclusiones a las cuales los productores del documental llegaron.
Analizar tanto los hallazgos, como las investigaciones, y las conclusiones presentadas en el documental.
Concluir respondiendo a la pregunta, ¿a qué se debe este documental? ¿Qué está detrás de ello?


1. El Trasfondo del Documental

El 28 de marzo de 1980, un equipo de construcción en Jerusalén descubrió una tumba, en el distrito de Talpiot, que databa del primer siglo de la era cristiana. Un grupo de arqueólogos israelíes, bajo la supervisión de Amos Kloner, fueron asignados a investigar la tumba, y encontraron que ella contenía diez cajas de piedra (llamadas ‘osarios’), en las cuales habían restos óseos[1]. Seis de los ‘osarios’ estaban inscritos con los nombres de las personas enterradas. Estos nombres eran:

‘Jesús hijo de José’
‘María’
‘José’
‘Matia’ (‘Mateo’)
‘Mariamne e Mara’
‘Judas hijo de Jesús’

Los arqueólogos israelíes no fueron insensibles a la coincidencia entre los nombres de estas personas y algunas figuras de los evangelios. Sin embargo, por razones que veremos a continuación, decidieron que no podían ser los restos de Jesús y de su familia, sino que se trataba de una simple coincidencia de nombres. Por ende, al fin de su investigación, sacaron los osarios de la tumba, y los guardaron en un depósito de restos arqueológicos en Jerusalén, donde quedaron casi en el olvido por más de 20 años. Decimos, “casi”, porque en 1994, un arqueólogo judío, L. Y. Rahmani, publicó un artículo académico, bajo el título: ‘Un Catálogo de Osarios Judíos’, en el cual describió (entre otros) los 10 osarios descubiertos en la tumba. Rahmani tampoco concluyó que se trataba de un hallazgo de gran interés histórico, sino que eran los restos óseos de una familia desconocida que vivió en Jerusalén en el primer siglo.

En el año 2003, un judío canadiense, llamado Simcha Jacobovici viajó a Jerusalén para hacer unas investigaciones periodísticas con relación a un documental que estaba elaborando sobre la supuesta tumba de Santiago (o ‘Jacobo’), el hermano de Jesús. Estando en Jerusalén, se enteró del hallazgo que se había hecho en 1980, y decidió investigar esto también, con miras a hacer otro documental, esta vez sobre la tumba perdida de Jesús.


2. Las Investigaciones y las Conclusiones Alcanzadas

Cuando Jacobovici se enteró de los diez osarios, rápidamente concluyó que se podría tratar de los restos de Jesús, y por ende percibió que aquí había una gran noticia periodística para explotar. Pidió permiso de los arqueólogos israelíes para analizar los osarios. Fue este análisis, juntamente con las conclusiones a las cuales llegó, que dio lugar al polémico documental. ¿Qué fue lo que descubrió Jacobovici?


Primero consideró la coincidencia de nombres con los relatos bíblicos, y pidió a un experto en estadísticas a investigar la probabilidad que este conjunto de nombres no era una coincidencia, sino que efectivamente apuntaba a la familia de Jesús. Según este análisis, la probabilidad de que los restos eran de la familia de Jesús era 600 a 1 a favor de ello[2]. Es decir, era una probabilidad extremadamente alta.

Luego se fijó en el nombre ‘Mariamne e mara’. Sus investigaciones le llevaron a un documento del siglo cuatro, llamado ‘Los Hechos de Felipe’, descubierto en 1974, por un profesor de Harvard, Françoise Bovon. Este documento narra algunos eventos relacionados con figuras bíblicas, donde aparece una mujer llamada ‘Mariamne’, que era la hermana de Felipe. El profesor Bovon postuló que ‘Mariamne’ era ‘María Magdalena’[3]. Sobre la base de este postulado, Jacobovici afirmó que el osario en la tumba de Talpiot era efectivamente de la misma persona, aduciendo que ‘e mara’ significa ‘la maestra’. Según Jacobovici, esto concuerda con ‘Los Hechos de Felipe’, que afirma que ‘Mariamne’ era una de las líderes de la Iglesia primitiva.

Considerando la posibilidad de que se trataba de María Magdalena, Jacobovici decidió hacer un análisis del ADN de los huesos en el osario de ‘Jesús hijo de José’, y compararlo con un análisis del ADN de los restos en el osario de ‘Mariamne e mara’, para ver si eran consanguíneos. El resultado fue negativo; es decir, no eran parientes cercanos. A la luz de esto, Jacobovici llegó a la conclusión que la relación entre ‘Jesús’ y ‘Mariamne’ tenía que ser la de esposos. Su argumento era que las únicas personas que se enterraban juntos eran familiares consanguíneos o esposos. Si ‘Jesús hijo de José’ y ‘Mariamne e mara’ no eran familiares consanguíneos, entonces la única posibilidad que quedaba era que tenían que haber sido esposos.

Habiendo alcanzado esta conclusión, decidió que el osario que decía ‘Judas hijo de Jesús’ contenía los restos óseos de un hijo de Jesús, engendrado con María Magdalena.


Estas conclusiones eran polémicas, y Jacobovici decidió producir un documental al respecto, y a la vez publicar un libro, en el cual documentaba todas sus investigaciones. El 25 de febrero, Discovery News anunció los descubrimientos de Jacobovici, y anunció la difusión del documental previsto para el 4 de marzo, generando así una tremenda expectativa por el documental. El 27 de febrero, el libro de Jacobovici (La Tumba de la Familia de Jesús) fue lanzado a la venta, en medio de una tremenda publicidad. El libro llevaba el subtítulo dramático: ‘El Descubrimiento, la Investigación, y la Evidencia que Podría Cambiar la Historia’). Finalmente, el 4 de marzo el documental fue difundido por Discovery Channel.

La manera en que Jacobovici y Discovery Channel promocionaron esto, provocó un tremendo interés en todo el mundo, y pronto el mundo entero estaba cayendo en el juego de creer que en realidad se había descubierto la tumba perdida de Jesús de Nazaret.


3. El Análisis de los Hallazgos, las Investigaciones, y las Conclusiones

Las afirmaciones de Jacobovici conllevan tremendas implicancias para el cristianismo. Por ende, nos compete analizar y evaluar los estudios y las conclusiones sobre las cuales él sustenta sus afirmaciones.


La primera pregunta que hay que hacer es esta: ¿Por qué los arqueólogos judíos no consideraron la posibilidad de que se trataba de los restos de Jesús de Nazaret? Ellos ofrecieron una serie de explicaciones al respecto, que debemos tomar en cuenta, al analizar las conclusiones de Jacobovici:

i. Los arqueólogos israelíes sabían que la práctica de colocar huesos en osarios se limitaba a la gente de la clase media o alta (la gente pobre simplemente enterraba a sus seres queridos en un hueco cavado en la tierra). Dado a que la familia de Jesús era bastante pobre, el hallazgo de estos osarios no encajaba con la posición social de Jesús en el primer siglo. La tumba no era de una familia pobre, sino de una familia pudiente[4].

ii. Las tumbas en Jerusalén eran usadas por residentes de Jerusalén. Cuando se trataba de una familia que no era de Jerusalén, esto se indicaba en la tumba (p.e. ‘Simon de Alejandría’, o ‘Saulo de Tarso’). Dado a que Jesús era de Nazaret, se esperaría que en a lo menos unos de los osarios apareciera una referencia a ello. La ausencia de toda indicación que los osarios contenían los huesos de personas que no residían en Jerusalén, llevó a los arqueólogos israelíes a concluir que se trataba de la tumba de una familia pudiente de Jerusalén. Amos Kloner, quien fue el arqueólogo a cargo de la primera investigación, en 1980, concluye: “No hay probabilidad alguna que Jesús y sus familiares hayan tenido una tumba familiar. Se trata de una familia de Galilea, sin relaciones en Jerusalén”[5].

iii. Los estudiosos sabían que los nombres que aparecen en la tumba eran tremendamente comunes en el primer siglo. Por ende, no era nada sorprendente hallar este conjunto de nombres en una tumba. Es más, ellos sabían que otros arqueólogos ya habían hallado a lo menos cuatro osarios inscritos con el nombre ‘Jesús hijo de José’[6]. Así que tal hallazgo no era nada novedoso.


Luego del lanzamiento del documental, varios estudiosos han denunciado la manera en que Jacobovici ha manipulado el análisis estadístico del conjunto de nombres[7]. El problema fundamental es el banco de datos; simplemente no tenemos una lista fidedigna de los nombres existente en el primer siglo para poder establecer probabilidades de coincidencias en un conjunto de nombres de esa fecha. De todos modos, lo que sí se sabe es que en el primer siglo había poca variedad de nombres. Por ejemplo, Rahmani afirma que de los 917 osarios que han sido descubiertos en Israel, solo 231 llevan nombres. En total, el número de nombres en los osarios suma a 286[8]. Pero en esas 286 inscripciones, solo aparecen un total de 72 nombres distintos. Es más, de esos 72 nombres, 16 de ellos son tan populares, que dan cuenta de 75% del total. Ejemplos de ellos son: ‘María’ (en 20 osarios); ‘José’ (en 19 osarios); ‘Jesús’ (en 10 osarios).

Este análisis indica que los nombres de principal interés en la tumba de Talpiot eran tremendamente populares en el primer siglo, y esto incrementa considerablemente la probabilidad que estos nombres se hallaron en la tumba simplemente por coincidencia. Michael Heisser, luego de un estudio de la frecuencia de los tres nombres mencionados anteriormente, afirma que en Jerusalén podrían haber habido en el primer siglo a lo menos 20 familias en las cuales habría un ‘Jesús hijo de José’[9].


Aparte de las estadísticas, hay otro asunto en cuanto a los nombres en los osarios de la tumba de Talpiot que genera problemas. Un nombre no encajan fácilmente con la idea de que se trata de la familia de Jesús. Este es ‘Matía’. Los evangelios mencionan varios de los hermanos de Jesús (ver Marcos 6:3), pero el nombre de ‘Matía’ no es uno de ellos. A pesar de esto, Jacobovici afirma que era un hermano de Jesús, y hasta postula la posibilidad de que se trata del discípulo Mateo, quien había sido en realidad el hermano de Jesús.

Esta clase de argumentación es bastante arbitraria, e indica que aquí no estamos frente
a un análisis rigurosamente histórico, sino a una serie de argumentos subjetivos, cuyo propósito principal es ‘arreglar’ la evidencia para que encaje con las conclusiones previamente establecidas en la mente de Jacobovici.


Pero hay un segundo problema. Habiendo afirmado que este personaje (‘Matia’) era un hermano de Jesús, juntamente con ‘José’ (aunque en ninguno de estos dos casos la inscripción en el osario menciona, explícitamente que era, ‘…hijo de José’), Jacobovici incluye los dos nombres en el análisis de probabilística (juntamente con ‘Mariamne’ y ‘Judas’). El problema con esto es que a más nombres, la probabilidad de que el conjunto de nombres sea una coincidencia, decrece – cosa que obviamente favorece la interpretación que Jacobovici desea dar al hallazgo. Lo que debería haber hecho era simplemente usar los nombres que están confirmados en los relatos bíblicos (es decir, Jesús, José y Maria). Si aplicáramos los análisis de probabilística solo a estos
nombres, los resultados serían totalmente diferentes.


Las conclusiones de Jacobovici acerca de la identidad de ‘Mariamne e mara’, no solo son inciertas, sino probablemente totalmente equivocadas. En primer lugar, no hay mención alguna en el osario del pueblo ‘Magdala’, de donde provenía María Magdalena. Es más, la inscripción en ese osario está en griego, no arameo (que apunta a una clase social alta). Jacobovici notó esto, y se atrevió a afirmar que el uso de ese idioma indicaba que Magdala era un pueblo bastante cosmopolita; cosa que los expertos judíos rechazan totalmente, porque saben, de sus estudios históricos, que Magdala era un pequeño pueblo pesquero, donde el griego era casi totalmente desconocido.

Pero el asunto más difícil es que ahora, algunos expertos están sosteniendo que la inscripción ‘e mara’ debe ser interpretado no como ‘maestra’, sino ‘y Marta’[10]. Es decir, que el osario contiene los huesos de dos personas (quizá hermanas), llamadas María y Marta – dos nombres muy comunes en el primer siglo.

El análisis del ADN solo indica que ‘Jesús hijo de José’ y ‘Mariamne e mara’ no estaban relacionados maternalmente. Nada más. Jacobovici no consideró la posibilidad que se trataba de un padre y su hija, o de un hombre y su cuñada, o de un hombre y su hija adoptiva, o una serie de otras posibles relaciones familiares, que justificarían un entierro en la misma tumba. Simplemente afirmó, en forma arbitraria y totalmente subjetiva, que ‘Mariamne e mara’ tenía que haber sido la esposa de ‘Jesús hijo de José’.

Curiosamente, Jacobovici no ordenó un análisis del ADN de otros huesos en la tumba[11]. Por ende, no se sabe si la mujer estaría relacionada con las otras personas. Es más, no hizo un análisis del ADN de los huesos de ‘Judá hijo de Jesús’, para confirmar el vínculo que postula entre esa persona y ‘Mariamne’.




4. Conclusiones

A la luz de los temas que hemos tratado, ¿a qué conclusiones podemos llegar? Notemos las siguientes tres:

a. Si este realmente haya sido la tumba de Jesús, se supone que era conocida en
Jerusalén, a mediados del siglo 1 de la era cristiana. Esto hubiera desbaratado
totalmente la Iglesia naciente. Sabemos que los judíos de ese tiempo odiaban a los
cristianos. ¿Por qué, entonces, no sacaron a la luz esta tumba? ¡Qué extraño que
ningún escrito de los judíos del primer siglo menciona que en la misma capital
estaba la tumba de la familia de Jesús!

b. Jacobovivi no es un científico. Usó las investigaciones de científicos para aparentar que era un estudio científico, pero no fue así. En primer lugar no usó el método científico de rigor (el análisis del ADN de los huesos en cada uno de los osarios). En segundo lugar, decidió publicar sus investigaciones y conclusiones en un documental, emitido directamente al público en general, en vez de someter sus estudios a un grupo de científicos, antes de publicar sus conclusiones en forma popular. Esto indica más un interés de buscar fama, prestigio y dinero, que de efectuar una investigación seria.

c. ¿Por qué el mundo presta tanta atención a una investigación tan desbaratada? ¿Por qué Discovery Channel se presta para eso? La única explicación es la que hallamos en 2 Tes 2:10-12. Vivimos en un tiempo cuando la gente prefiere escuchar la mentira, que aceptar la verdad acerca del Señor Jesús. Este documental viene en los pasos de El Código Da Vinci, y El Evangelio de Judas. Lamentablemente, es solo una mentira más.


Como creyentes, nos haría bien escuchar el consejo de Pablo a Timoteo: “…guarda lo que se te ha encomendado, evitando las profanas pláticas sobre cosas vanas, y los argumentos de la falsamente llamada ciencia” (1 Tim 6:20).


Alex Donnelly
Trujillo, Marzo 2007.



BIBLIOGRAFÍA

A continuación presentamos una serie de páginas en Internet donde usted puede investigar más el asunto.

Discovery Channel tiene una página interactiva, donde puede ver la tumba de Taliop, la ubicación de los osarios, y mucha de la documentación acerca de esta investigación. El material está en inglés .

Un análisis evaluativo del documental, hecho por Jodi Magness, para la revista ‘Biblical Archaeology Society’ (‘La Sociedad Arqueológica Bíblica’) se halla en el sitio
Un [1] Hay un diagrama de la tumba, y la ubicación de los osarios, en la siguiente página web de [2] Es decir, que de 600 tumbas, solo en una de ellas aparecería este conjunto de nombres.

[3] Ver [4] Esta es la conclusión de Amos Kloner, que afirma en su entrevista con David Horovitz, en ‘The Jerusalem Post’, el 27 de febrero (‘[5] Citado por David Horovitz, en un artículo en ‘The Jerusalem Post’, del 25 de febrero (‘New Film Claims Jesus Buried at Talpiot’).

[6] Ver la entrevista con Amos Kloner (el arqueólogo israelí que estaba a cargo de la primera investigación de la tumba en Talpiot), publicaba en el periódico ‘The Jerusalem Post’, el 27 de febrero.

[7] Ver, por ejemplo, la ponencia de Stephen Pfann, ‘The Improper Application of Statistics in “The Lost Tomb of Jesús”’ (‘La Aplicación Incorrecta de Estadísticas en “La Tumba Perdida de Jesús”’), en el sitio Stephen Pfann es profesor de la Universidad de la Tierra Santa. Otro artículo interesante es el del físico Randy Ingermanson.

[8] Algunas inscripciones mencionan más que un nombre (p.e. ‘Jesús hijo de José’, ‘Mateo y Jacobo’).

[9] Ver su artículo detallado, [10] Ver el artículo detallado del profesor Pfann en (citado en Nota 3, p. 2).

[11] Según James Tabor, autor del libro The Jesús Dynasty (‘La Dinastía de Jesús’), eso fue porque los otros cuatro osarios estaban “limpios y aspirados” (ver su blog ). Nos parece extraño que los israelíes realmente hayan limpiado los osarios de todos su contenido, dado el cuidado que ellos generalmente tienen de los restos arqueológicos; sin embargo, habría que estudiar más este tema, antes de emitir un juicio al respecto.


jueves, 22 de marzo de 2007

Consideraciones Teológicas Sobre la Definición Humana (Segunda Parte)

El hombre como respuesta






El teatro griego clásico se estructuraba en tres partes fundamentales: el planteamiento, el nudo y el desarrollo. El planteamiento, era el momento en que se presentaba los personajes y las situaciones que desencadenarían la trama. El nudo, era el detonante o la circunstancia fundamental que justificaba la historia, el problema que debía resolverse a través del desarrollo. Según este último, si el resultado era feliz, entonces se decía que la obra había sido una comedia, si el final era infeliz, entonces se decía que la obra era una tragedia. Esta distinción puede ser aplicada al asunto humano.

Consideraciones Teológicas Sobre la Definición Humana (Primera Parte)

El hombre como problema





“... queda un hecho negativo: una asamblea numerosa, y que no se reunía por primera vez, de intelectuales europeos de todas las especialidades y tendencias, ha estudiado y discutido a lo largo de diez días el problema del nuevo humanismo sin haber llegado más que a informes y sugerencias contradictorias, sin que de ningún lado haya surgido una visión clara y convincente para todos los participantes y mucho menos directamente beneficiosa para el mundo de hoy (...) para no hablar de propuestas concretas. Sobre el “nuevo humanismo” cada uno de los congresistas tuvo como quien dice sus propias ideas, si es que creían en las mismas. Finalmente, ni siquiera estuvimos de acuerdo en si se podía esperar en nuestro tiempo “un nuevo humanismo”, y ni tan siquiera si era deseable.“
“Y aun falta lo peor, ya desde el primer día se puso de manifiesto, cosa que resultó evidente el día último, que hasta el concepto y definición de humanismo estaban rodeados de la mayor oscuridad y contradicción”[1]


El hombre, en principio, es susceptible de ser entendido como problema. Esa distinción es subjetiva e implícita. Con esto se quiere decir que no se trata de una problematización artificial o aprendida. La cuestión es que el hombre, sin importar época, edad o clase social se percibe, de modo universal, como una pregunta no respondida. “Conócete a ti mismo”, decía Sócrates sugiriendo, en cierta forma, que toda la información acerca del ser humano está inconclusa, las ideas que se tienen no constituyen un verdadero conocimiento, o por lo menos, no llegan a ser un conocimiento relevante o significativo. De allí que, al margen de la respuesta teológica, no hay otro modo de entender la realidad humana sino a través del reconocimiento de su problemática. Se puede percibir en el asunto, el sabor de lo inconcluso, queda la sensación de que todavía es necesario descubrir el significado verdadero de lo humano, no solamente en su composición ontológica, sino que, además, en cuanto a sus implicancias teleológicas....

Este Ensayo ha cambiado de lugar, a fin de facilitar su lectura completa, ahora lo encontrarás en este link

martes, 20 de marzo de 2007

Lenguaje y Divinidad

Pocos días antes del fin de semana principié un encierro voluntario. Pasé cuatro días casi sin dormir redactando algunas líneas para mi curso de teología. Mientras elaboraba el esquema de uno de los capítulos y escogía los textos que pensaba disertar, mis ojos se fijaron en una cita de Carroll, quien, en su Comentario del Génesis, incluía el "lenguaje humano" como una característica de la “imagen de Dios” residente en el hombre.

La idea me llamó la atención porque ni Berkhof, ni Mullins, ni Clarke, ni ningún otro teólogo consultado había hecho esa proposición. Pero más que eso, me inquietó esa sensación de extraña familiaridad que nos acompaña, a veces, cuando nos presentan ciertas personas.

El algún lugar, en algún momento yo había revisado un texto paralelo o al menos relacionado. Me volví rápidamente hacia mis desordenados libros, mi índice se detuvo finalmente en la esquina derecha del librero, entre Stuart Mill y Zweig, sobre el libro de Ernst Cassirer titulado “Antropología Filosófica”.

En el capítulo relativo al lenguaje decía lo siguiente:

“Los creadores de las teorías biológicas acerca del origen del lenguaje no vieron el bosque a causa de los árboles. Partieron del supuesto de que una línea directa nos conduce desde la interjección al lenguaje, pero esto es una petición de principio, no una solución, porque lo que había que explicar no era el mero hecho del lenguaje humano sino su estructura. Un análisis de esta estructura revela una diferencia radical entre el lenguaje emotivo y el proposicional; no se hallan al mismo nivel. (...) Me parece que ninguna teoría biológica logró cancelar jamás esta distinción lógica estructural; no poseemos ninguna prueba psíquica de que ningún animal traspasara jamás la frontera que separa el lenguaje proposicional del emotivo. El llamado lenguaje animal es siempre enteramente subjetivo; expresa diversos estados del sentimiento, pero no designa o describe objetos. Por otra parte, no existe prueba histórica de que el hombre, ni en las etapas más bajas de su cultura, estuviera nunca reducido a un lenguaje meramente emotivo o a un leguaje mímico.”


Un teólogo del siglo pasado, relativamente oscuro ahora, coincide con un profesor secular de la Universidad de Yale; ambas posiciones, aun cuando se mantienen en sus respectivos lados de la calle, se miran con cierto aire de semejanza; a pesar de pertenecer a familias diferentes, ambas se acercan y complementan casi perfectamente.

Se me ocurre de pronto, que si Borges hubiera contado esto, talvez hubiera dicho que no hay dos posiciones coincidentes; que esa es solamente una manera de ver las cosas, que en verdad ambos libros son uno solo, como las dos caras de una misma moneda.


Roberto Pável
Jáuregui Zavaleta

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